Nada es casual: lo que revelan más de 200 años de retratos de las primeras damas de EE.UU.
Desde Martha Washington a Melania Trump, cada cuadro y fotografía oficial de estas mujeres proyectan mensajes políticos y una declaración de sus intenciones.

Jill Biden seguirá los pasos de mujeres notables que, durante siglos, han dado forma a este complejo, siempre en evolución, y a menudo controvertido papel.
Olvidadas con demasiada frecuencia, se les da el protagonismo en la exposición
Desde Martha Washington y Dolley Madison hasta Eleanor Roosevelt o Michelle Obama, la muestra rinde homenaje a las mujeres que han utilizado su singular posición para influir en el discurso político y social de innumerables maneras.
Como primera esposa de un presidente de EE.UU., Martha Washington no tenía precedentes que seguir, y se inspiró en
La curadora de la exposición Gwendolyn DuBois Shaw le explica a Mundo Culture: "Debido a que no había tradición monárquica en el nuevo Estados Unidos, los papeles que las primeras damas comenzaron a ocupar reflejaban lo que habíamos recibido como súbditos coloniales británicos".
"Cuando Martha Washington aparecía en público, la gente la llamaba
"No empezamos a llamar a las primeras damas con ese nombre
En un retrato pintado cuando ella y George vivían en Filadelfia, entonces capital del país, Martha parece irradiar un aire de madre de la nación, maternal pero exigiendo un respeto que la población parecía feliz de concederle.

"Quería que la llamaran señora presidenta, pero a la gente no le gustaba eso, pensaban que estaba siendo presuntuosa", dice DuBois Shaw.
Adams, como muchas esposas presidenciales, parece haber vivido indirectamente a través de su marido.
"Muchas de estas mujeres eran muy inteligentes, muy ambiciosas y estaban muy interesadas en la política, pero los roles de género les impidieron desarrollar su capacidad de ejercer cargos por sí mismas hasta bien entrado el siglo XX", explica DuBois Shaw.
"
"Cuando llega a la Casa Blanca, desarrolla una muy mala reputación. La gente habla de ella como si fuera arrogante y prepotente, el tipo de lenguaje que es familiar para las mujeres que desempeñan papeles prominentes en la política y los negocios hoy en día".
"Debido a su género, no la consideran como alguien que está bien versada en política".
Sin otros medios disponibles, muchas primeras damas confiaron en el poder "blando" que les daba ser la anfitriona del presidente.
Se destacó especialmente por sus habilidades diplomáticas para unir a los oponentes y cultivó amistades estratégicas tanto con políticos masculinos como con sus esposas.
"Todo esto ha sido rebajado en términos históricos, pero mucho fue logrado a través de estos medios por las mujeres en el siglo XIX y principios del XX, cuando no tenían otras formas de lograr estas cosas", afirma la curadora.

"Históricamente, la mayoría de las mujeres, incluso las que pertenecían a la élite, no se han hecho sus retratos profesionalmente", prosigue DuBois Shaw.
"Cuando las primeras damas como
DuBois Shaw señala el retrato de Julia Tyler como particularmente indicativo de una fuerte personalidad: "Parece una princesa, y también actuó como tal. Ella fue la responsable de la decisión de hacer sonar el 'Hail to the Chief' [himno personal del presidente] cuando su marido el presidente John Tyler entraba en un evento formal".
"Intentaba crear un sentido de formalidad a la manera de la realeza europea y hacer de Washington una sede de la corte, como lo fue Versalles bajo Luis XIV", cuenta.
Con el advenimiento del siglo XX, el papel de la primera dama se hizo cada vez más público, con todo el escrutinio que eso implicaría.
Como la posición ha permanecido indefinida, la prensa y la opinión pública han estado frecuentemente divididas sobre lo que exactamente debería ser una primera dama.
Estas divisiones se han entrelazado con debates más amplios sobre la posición de la mujer en la sociedad.
Con la movilidad limitada de Franklin D. Roosevelt debido a la polio, Eleanor frecuentemente hacía apariciones públicas en su lugar.
En el momento álgido de la Gran Depresión, viajó a lo largo y ancho del país para evaluar los programas de asistencia federales, y durante la Segunda Guerra Mundial voló por todo el mundo visitando a las tropas.
A su prolífica carrera como escritora, se sumó su imagen pública. Así, se la representaba con una pluma en la mano, como se ve en la exposición.
Pero aunque hoy se la recuerda como una formidable fuerza de la naturaleza, hubo muchas críticas contemporáneas sobre su nivel de influencia.
Durante su investigación para la exposición, DuBois Shaw se encontró incluso con una insignia de la campaña demócrata que decía: "Tampoco nos gusta Eleanor".

"Era la vuelta a las mujeres en la cocina, el nuevo look de Dior", cuenta DuBois Shaw.
"La gente la amaba porque representaba ese aire doméstico de clase media blanca que estaba siendo realmente impulsada por los medios y la máquina cultural que, esencialmente, quería hacer retroceder el reloj".
Pero a pesar de su apariencia, no temía desafiar lo convencional e insistía en que se permitiera a los niños afroamericanos participar en la carrera de rodado del huevo de Pascua de la Casa Blanca, de la que estaban excluidos hasta entonces.
Más explícita a la hora de desafiar los convencionalismos fue Betty Ford.
Políticamente progresista, estaba a favor de la libertad de
Su franqueza sobre el cáncer de mama animó a millones de mujeres a hacerse un examen de mama, salvando incontables vidas en el proceso.
Después de dejar la Casa Blanca fue igualmente franca sobre la dependencia de las drogas y el alcohol (que ella misma desarrolló después de sufrir un pinzamiento en un nervio) y fue famosa por fundar el Centro Betty Ford.
Hoy en día hablamos de la adicción y la rehabilitación de una forma muy diferente porque ella habló abiertamente de estos retos a los que se enfrentó en su vida", reflexiona DuBois Shaw.
El vibrante retrato de Ford fue pintado en 1996, dos años antes de que ella y su marido recibieran la Medalla de Oro del Congreso, un testimonio de su impacto duradero en las vidas de los estadounidenses, aunque DuBois Shaw cree que el impacto personal de la señora Ford ha trascendido más allá.
"Realmente tuvo una influencia global en la vida de la gente".
Al igual que Eleanor Roosevelt, Hillary Rodham Clinton tuvo que enfrentarse a la reacción de quienes desconfiaban de su nivel de influencia y sus ambiciones políticas.

Su sucesora,
Bush es pintada
Sin duda, sus detractores la considerarán altiva, pero sus partidarios verán a una mujer segura de su capacidad y autoestima.
Pintado en 2006, cuando las frustraciones de la Casa Blanca habían quedado atrás y quedaban años todavía para la batalla por la Presidencia, acababa de ser reelegida como senadora por Nueva York.
Era la primera mujer de la historia en ocupar ese cargo.
A pesar de proceder de una formación jurídica similar a la de Clinton, la falta de interés de Michelle Obama por la política la convirtió en una primera dama mucho más popular.

El retrato de Amy Sherald, alabado por el presidente Obama por captar la gracia, la belleza, la inteligencia, el encanto y la "sensualidad" de su esposa, también fue aclamado por la crítica y ha sido enormemente popular entre los visitantes del museo.
DuBois Shaw considera que el vínculo que formaron Obama y Sherald fue clave para el éxito del cuadro.
"Tiene que haber cierto grado de comodidad entre ambos para conseguir un retrato que te cuente algo más que el aspecto, para adentrarse en su personalidad, en su persona y transmitir cuáles son sus valores", dice.
Diseñado por Michelle Smith, los vibrantes patrones rinden homenaje a las costureras de colchas de Gee's Bend, Alabama, muchas de las cuales descienden de antiguos esclavos.
El mandato de Obama como primera dama no podría estar más alejado del de

Para la exposición, está representada por su fotografía oficial, un retrato de mirada dura y retocada que, al igual que la propia protagonista, revela muy poco en términos de personalidad.
La nueva primera dama, Jill Biden, tiene 69 años, una licenciatura y dos maestrías, y obtuvo un doctorado en Educación en la Universidad de Delaware en 2007.
Pero lo que aún no tiene es un retrato oficial.
Tendrá que elegir qué imagen, qué papel y qué valores quiere transmitir durante el mandato de Joe Biden.

Por el momento, ya hará historia como la primera de las primeras damas que continúa su carrera mientras su marido está en el cargo.
Jill Biden será una primera dama "activa", cree Mark Johnson, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Rice, de EE.UU.
Aunque no será "política" en el sentido partidista como lo fue Hillary Clinton, pues eso la convertiría en blanco de ataques, aclara el experto.
Con todo por definir, sin embargo, ahora muchos ojos estarán puestos sobre ella.

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